21/5/10

200 años de una argentina, donde hay argentinos que no tienen nada que festejar.


En estos días, ¿quién no se ha detenido aunque sea un instante a pensar en el bicentenario? Al menos a mi, se me ocurre pensar comparativamente, como se sentía la gente en el centenario y que soñaba para este bicentenario, es el pensamiento que mas me atrapa. Intento ponerme en perspectiva muñido de los vagos datos históricos con los que cuento.

Supongo que la gran diferencia con aquellos tiempos han sido los logros a favor de la libertad, terreno ganado a la desigualdad y la mezquindad de oportunidades.

Si bien ese es logro de toda la humanidad, seria injusto no dar crédito a aquellos que los han conseguido para nosotros, pues no se han dado uniformemente, incluso en tierras no tan lejanas.

En estos días, por un momento me sentí capturado por el vedetismo que rige nuestro tiempo y me entusiasmó el festejo. Aun tengo frescas las imágenes de los 200 años de la revolución francesa, inevitable hacer comparaciones. Soy de los que tienen problemas para dejar de mirar el vaso medio vacío.

Los festejos, las obras, los índices, los grandes carteles con montos y apellidos, los anuncios de la actualidad, no se condicen con la no-esperanza y la sensación de que todo es lo mismo de los que no viven mejor solamente porque un funcionario publico dice que “aun falta”.

Mientras pasaba por la avenida 9 de julio y veía su transformación en un circo descomunal, me preguntaba ¿Qué nos paso a los argentinos? ¿Qué les paso a los porteños? A todos quienes acudirán masivamente a esta fiesta de miles de millones y disfrutaran, sintiéndose plenos por el espectáculo que llega solo hasta donde termina el alcance de su vista.

Mas allá, 200 metros mas allá, habrá otro espectáculo que se repite todas las noches, en casi todas la plazas, en Retiro, en Constitución, debajo de los puentes y debajo de las autopistas.

Una espectacular realidad que pretendidamente no existe. Negada por la clase dirigente, la clase media y todo individuo que pertenezca a alguna clase.

200 años de una argentina, donde hay argentinos que no tienen nada que festejar.

Madres con sus hijos envueltos en ignorancia y ahí abandonados por todos.

Pueblos enteros perpetrados en la miseria humana y económica.

Pibes que nacen con 200 años perdidos, que vivirán igual que aquellos pibes de hace 200 años. Pibes con futuro de carros de tracción a sangre propia. Que no podrán capitalizar los logros obtenidos.

25 de Mayo lluvioso y de paraguas en precarias casas que se llueven y se inundan, con camas y ropas mojadas como si, ni siquiera, existieran los paraguas, como hace 200 años.

Realidades quebradas de despropósitos a 5 minutos de la fiesta y que se repiten a lo largo y a lo ancho de la patria bicentenaria.

Espectáculo protagonizado por los mismos que sufrieron la fiesta de unos pocos y ahora les toca mirar desde afuera la fiesta de unos muchos.

La fiesta de la patria diciendo que no hemos entendido nada.

No hay festejos con pies descalzos, narices con mocos y pelos duros.

Ostentación obscena, revanchista y fanfarrona lograda en base a dolor, frustración y renunciamientos ajenos.

Fiesta cargada a espaldas de los que no estarán presentes, de quienes son utilizados como discurso falaz e insensible disfrazado de nacionalismo.

La patria no estará presente en el festejo de su bicentenario. Yo tampoco iré.

La patria así.. no nos quiere.

15/5/10


Siempre dije que la guerra entre Néstor y clarín era falsa, humo para la gilada.

Una más de las maniobras inescrupulosas a las que nestitor nos tiene acostumbrados. Él hábil para ponerse como denunciante de inmoralidades que él mismo genera. Nosotros lo suficientemente adormilados, ingenuos, irresponsables y desinteresados como para advertirlo, le creemos, a lo sumo no le creemos pero no nos importa, ya vendrán campañas publicitarias donde se nos mostrara lo menos malo desde algún cuestionable punto de vista y será suficiente como para que repitamos el mismo voto anterior y como será de imaginar nada será diferente.

Tengo un indicio más para afirmar mi teoría inicial.

Anoche el monopolio clarín y el resto de los monopolios mediáticos (nótese que nos han incorporado el concepto de monopolios mediáticos, en plural!!!) nos sirvieron para la cena el acto de Néstor en santa cruz y toda su grandilocuencia, titular en todos los diarios compitiendo en el tamaño de la letra con el procesamiento de Macri ( casualidades, si las hay). Hoy, sábado, se realiza otro acto. En Mar del Plata se reúne gran parte del arco opositor, si bien el marco es la convención nacional del partido GEN, estarán presentes casi todos los referentes de las fuerzas políticas con representación en el congreso nacional. Nada de la actividad de la oposición ha salido en los medios. La única referencia que encontré hasta el momento es una nota en LPO, que dejo el link. ( http://bit.ly/aekOoN )

Lo que intento expresar no es la falta de cobertura a la actividad no oficial, sino la parcialidad informativa en favor de Néstor y la mentira, el doble discurso y manipulación que el poder ejecutivo nacional ejerce.

Y así…. No te quiero.

11/5/10

Viviendo de La Memoria....

Fue este jueves atrás, en el Salón Sur de la Casa Rosada. Allí había dos víctimas de amnesia “lacunar”: ésa que borra la memoria de un evento determinado.

Los pacientes eran el Presidente Néstor Kirchner y el Secretario General de la Presidencia , Oscar Parrilli. Ambos han olvidado que –de no haber sido por ellos dos— Carlos Saúl Menem no habría podido privatizar YPF.

kirchner-menem


Kirchner dijo en el Salón Sur: “Sabemos el genocidio que pasó nuestra industria petrolera, la increíble privatización (…) Si YPF hubiera quedado en manos nuestras estaríamos recaudando (…) entre 20 y 25 y hasta 30.000 millones de dólares por año”.

A su lado, Parrilli aplaudía.

Ninguno de los dos recordaba, al parecer, su participación en eso que (ahora) el Presidente llama “genocidio”.

Menem quería sancionar la Ley de Privatización de YPF pero no podía. No tenía, en el Congreso, los votos necesarios: aparte de la abierta negativa de la UCR, enfrentaba resistencias dentro del propio PJ.
Kirchner ofreció la solución. Él había asumido, el 21 de agosto, la presidencia de la Organización Federal de Estados Productores de Hidrocarburos (OFEPHI), que agrupaba a Chubut, Formosa, Jujuy, La Pampa , Mendoza, Neuquén, Salta y Santa Cruz.

Si la privatización era reclamada de modo unánime por la OFEPHI –argumentó Kirchner– se vencerían muchas resistencias.
Pero la solución tenía un precio: la Nación debía pagar –acuerdos extrajudiciales mediante– sumas multimillonarias que las provincias de la OFEPHI reclamaban por regalías supuestamente “mal liquidadas”.

Ya el 30 de agosto de 1991, Menem -junto con sus ministros Domingo Cavallo y José Luís Manzano- habían suscrito una curiosa “conciliación” con Santa Cruz. Por ella, la Nación “reconocía” una deuda de 480 millones de dólares con la provincia. Pero el “reconocimiento” quedaba impúdicamente sujeto a la sanción de la Ley de Privatización de YPF. Si no se aprobaba esa ley, el reconocimiento –decía con todas las letras una cláusula del acuerdo- “quedará sin valor y efecto alguno, y no podrá ser invocado como antecedente de ninguna especie”.

El martes 22 de septiembre de 1992, los gobernadores de la OFEPHI se reunieron con Manzano, en el Ministerio del Interior, y resolvieron montar un lobby.

Acto seguido, Kirchner ofreció una conferencia de prensa en la misma Casa Rosada. Desde allí pidió apoyo para la privatización de YPF e instó a que los disidentes, al menos, dieran quórum.
Al día siguiente, Clarín publicó, con foto de Kirchner, la noticia: “Provincias petroleras hacen lobby por la aprobación” . Ese lobby no se limitaría a la exhortación pública. Los diputados debieron sortear presiones y tentaciones.

La tarea fue efectiva. Esa noche, Diputados aprobó el proyecto de ley.

Parrilli (entonces diputado nacional por Neuquén) fue el miembro informante. Durante el debate, sostuvo : “No pedimos perdón por lo que estamos haciendo (…) Esta ley servirá para darle oxígeno a nuestro gobierno y será un apoyo explícito a nuestro compañero Presidente [Menem]”.

Un año después, en un libro titulado Cuatro años en el Congreso de la Nación, 1989-1993, Parrilli se jactó de haber impulsado la privatización: “Hoy YPF es la gran empresa petrolera privada nacional, que domina más de la mitad del mercado de los combustibles”.

La venta de YPF tuvo, también, ventajas para el gobernador Kirchner. Dos meses después de sancionada la ley, Cavallo, Manzano, Kirchner y De Vido firmaron el “acta acuerdo” por la cual se fijó la suma que correspondía a Santa Cruz.

En definitiva, la provincia recibió, en 1993, US$ 654 millones. Con ellos, adquirió acciones. Las de YPF, le permitieron un gran negocio. Las compró en US$ 290 millones y, seis años más tarde, las vendió por US$ 670 millones. Hizo, así, una diferencia de unos US$ 380; 654 + 380 = 1.034. Kirchner envió ese millar de dólares a dar la vuelta al mundo.

Nunca hubo restitución plena ni adecuada rendición de cuentas. Sin embargo, la justicia se ha desentendido del tema. Guillermo Montenegro —juez federal designado por Kirchner— se declaró incompetente y remitió la causa a la provincia. El 1° de junio de 2005, Santiago María Lozada, Juez de Instrucción Nº 1 de Río Gallegos, mandó las actuaciones al archivo.

Los “fondos de Santa Cruz” han sido motivo de acusaciones y debates. Pocos conocen, sin embargo, la conexión entre esos fondos y el decisivo apoyo que Kirchner brindó a la privatización de YPF.

De: Periodismo en Red
http://saltanoticias.com